miércoles, 28 de mayo de 2014

Crítica: Esperando a Godoy

Muchos habrán oído hablar de la obra de teatro “Esperando a Godot” escrita por Samuel Beckett en la década del 50.
Hace tres semanas atrás, mi colegio llevó a todos los cursos al Cine Arte Normandie, a ver una obra titulada “Esperando a Godoy”. Me bastó un par de minutos para entender que era una parodia al montaje de Beckett. Básicamente la obra era débil, se percibía que fue escrita para adaptarse al público, que en este caso fue una audiencia adolescente, es decir, que sus diálogos rondaban en temas como la vocación, los problemas paternales y las interrogantes sobre el futuro. Los diálogos de la función eran simples, no hubo profundidad en el clímax y el remate del discurso final fue bastante pobre. La crítica va también en algo mucho más externo como el por qué de la insistencia de llevar a los alumnos a ver esta clase de obras en las salidas pedagógicas. No es la primera vez ni la última, en que los contenidos como la sexualidad, la vocación, la PSU y los problemas amorosos se ven exhibidos exclusivamente para el público juvenil.
Los colegios siempre eligen este tipo de presentaciones con el pretexto de que es la única manera que los jóvenes pueden interesarse en el teatro, pero los aleja mucho más de la expresión teatral. Una respuesta posible es el  miedo de las escuelas de que los alumnos se aburran y falten el respeto en la sala, sin arriesgarse a que los estudiantes puedan ver una obra de teatro sin las lecciones protocolares.

Este tipo de montajes esperan contextualizar el mundo adolescente, por supuesto en una visión generalizada,  en la espera de una mejor recepción y atención de sus espectadores. El problema es que muchos de ellos  van al teatro únicamente en salidas pauteadas por los colegios, entonces si van a cobrar por una obra plagada de lecciones para el futuro, sería mejor realizar una clase enfocada en eso, ya que existen miles de funciones, de variados géneros, en las cuales los alumnos podrían sorprenderse e indagar por las diferentes ramas que tiene el arte de la representación.

domingo, 25 de mayo de 2014

Poema: No sé que podré decir mañana

No sé que podré decir mañana
pues creo que no he vivido absolutamente nada.
La espera tiembla en el agonizante andén
y mi mano pide consuelo debajo de mis piernas
esperando un poco de calor.

No sé que podré decir mañana
pues creo que no he vivido absolutamente nada
repito rotando el lápiz en una clase inútil
y desbordo todos los conocimientos y letras por la ventana.

No sé que podré decir mañana
pues creo que no he vivido absolutamente nada.
La publicidad de la industria vecina inflama mi cólera
y me siento a espiar, gratificantemente, los edificios y las siluetas de la gente
en sus pequeñas casillas
con sus firmes fronteras.

martes, 13 de mayo de 2014

Crítica: Radicales libres

En la sala B1, del Centro Gabriela Mistral, se presentó la danza “Radicales Libres”, coreografiada por Elizabeth Rodríguez e interpretada por Lucas Balmaceda, Thomas Bentin, Nuri Gutes y Marcos Matus.
Un juego de luces nos anuncia que la obra está a punto de comenzar, los bailarines dan el punto de partida, y logramos notar la temática y la nube emocional en que se situará ésta. Difíciles posturas y precisión en los movimientos demuestran los cuerpos trabajados de los intérpretes; sus expresiones faciales presentan la tensión y el conflicto con ellos mismos.
Los radicales libres, en el plano de la química, son moléculas que han perdido su electrón y buscan arrebatar otro, dando como resultado cadenas malignas en el cuerpo. En otras palabras, son los causantes del envejecimiento.
De esta pieza se puede connotar el complejo constante del envejecimiento, la ausencia y la búsqueda del sí mismo. Los bailarines demostraron el virtuosismo de la coreografía y la destreza en su calidad interpretativa;  la facilidad y la agilidad en que se desarrollaron los hechos causaron la sorpresa de la audiencia.
Además de la residencia anterior, estas posturas en el baile generaron también, la confusión en cuanto al argumento, aunque podría tomarse como un recurso interesante para aquel que no relaciona el nombre de la pieza con el desarrollo de la coreografía.
En conjunto, la música, el baile y la escenografía son elementos importantes. Las pausas y los cambios de cuadros mantienen el hilo conductual, para no caer en la reiteración de movimiento o imagen. En conclusión, una obra que despertará el entusiasmo y reflexión del espectador a la hora de ver danza contemporánea.

Crítica: Iopido (o Al revés)

La locura se convierte en temática con Iopido (o Al revés). Trabajo presentado el día  10 y 11 de mayo en el Centro Cultural Estación Mapocho;  en el contexto de la IV versión del Festival Cielo Infinito en Santiago.  Este espectáculo trata de la relación entre un hombre y su hula hula, y la ruptura de su cotidianidad.
En primera instancia, logramos divisar una luz tenue y el movimiento rotatorio de un hombre quebrado inesperadamente para sorpresa de la audiencia. Con esta detención, podemos ver las características del personaje: un ser confuso, con la mirada trastornada, cualidad permanente hasta el final. Este individuo nos presenta su mundo que es oscuro y vacío, en la que sólo habita su aro de hula hula como única compañía. Este universo posee sus propios límites y fronteras. El habitante nos muestra sus increíbles técnicas con el aro, y no se visualiza la mera presentación de un cúmulo de habilidades, sino desafía los parámetros que estamos acostumbrados a ver.
Todo se centra en el movimiento rotatorio, que simboliza el mundo cotidiano en que se encuentra inserto el personaje. En un momento de la actuación, elementos externos entran en la obra rompiendo y quebrantando toda la monotonía expuesta, y logramos ver a miles de aros arrojados desde atrás del telón, tomando un papel central sobre el escenario, con tal  intervención, nuestro personaje alcanza su locura máxima.
Es una función increíble e inolvidable, en el que su grandioso personaje sustenta y mantiene la atención del público, sin decaer en ningún momento. Juega con el asombro, con nuevos mensajes y nuevas reglas. Los distintos movimientos del personaje, transmiten una ruptura de la conciencia mediante la expresión de la locura en su máxima tensión.

Mensajes sospechosos

Eran los primeros días de clases. Entre las distintas pruebas de diagnóstico que debía rendir, el examen de lenguaje inmediatamente despertó mi atención, ya que del conjunto de textos seleccionados, y del que apenas logré divisar el título y tema principal, fueron razones suficientes para convocar la rabia y el desanimo. Básicamente, en el contenido se exponía los beneficios para el país la instalación de hidroeléctricas y la latente necesidad de obtener energías, donde uno de los ejemplos que se menciona como solución es el proyecto HidroAysén.  Noté inmediatamente  ciertas carencias o más bien encubrimientos de la información, como no mencionar las 5910 hectáreas afectadas, la disminución del grosor del río por la intervención de la represa o finalmente, la sequía junto con la destrucción forestal de Aysén. Me llamó la atención la postura de la carta y más aún, que se reparta en todos los cuartos medios de mi colegio, aproximadamente unos 280 alumnos. Si bien sabemos que se trata de un tema controversial, muchos no tienen una idea cabal de la situación y son ajenos de una opinión fuerte; por lo tanto, esta carta puede formar un pensamiento erróneo de la situación, pues propone la imagen de un Chile sin energía, sufriente por la escases  y hambriento de hidroeléctricas. Por eso digo que no, existe todavía una parte de la población que está en contra de la destrucción biocultural de cualquier lugar del país y la difusión de ideas falsas e incompletas.