En vistas generales se logró el objetivo, colocando un enorme grano de arena en la balanza a favor de la descentralización del arte. Como región, fuimos testigos de grandes obras provenientes de diferentes lugares del mundo, nuestra imaginación vagó entre cada pueblo y ciudad invitado. Si se hiciera un recuento de las obras principales, logramos ver las propuestas del teatro actual lleno de experimentaciones rompiendo poco a poco nuestras barreras fronterizas previas que tenemos acerca del las expresiones artísticas. Brasil nos dijo que el movimiento y lenguaje pueden provenir de cualquier lado, inclusive desde la sencillez del papel, Argentina nos puso a prueba con el humor ante cualquier cosa, inclusive con el frío abrazador que nos mantiene alejados de las butacas; en cuanto a Chile, nos pudimos dar cuenta del increíble trabajo presente y que merece cada vez más apoyo y propagación. Con respecto a China, se trajo una obra que no nos quebró demasiado la idea, algo hermética, que se tiene sobre la cultura oriental, algo imperialista y servicial, pero nos deja el paso a nosotros mismos de investigar las expresiones y visiones artísticas y sociales contemporáneas acerca de esta gran cultura.
La idea de una escuela abierta y desfases con la idea de la educación, tradicional y conservadora, es fenomenal ya que invitó a abrir instancias de cuestionamiento, indagación y retroalimentación entre los participantes dejando la idea de un festival completo tanto el área de la educación como en el arte.
De cara al viento también reflejó la dificultad del equipo al hacer este enorme proyecto, resaltando la labor de los voluntarios que se encuentra presente en todas las versiones, compensado en la calidez al presenciar un espectáculo o en las sonrisas de un público regional que ahora se encuentra ansioso de esperar la siguiente versión.