domingo, 15 de junio de 2014

Crítica: El sollozo del hierro (danza)

En el Centro Cultural Estación Mapocho, en el contexto de la extensión del Festival Cielos del Infinito en Santiago, se presentó “El sollozo del hierro”, dirigido y coreografiado por la compañía Arrieritos.

La danza comienza con una leve luminosidad enseñando las tenues siluetas de sus dos intérpretes: un hombre y una mujer; él con la predisposición de conquistarla y ella con la mirada nebulosa de dudas.

Se denotó el lenguaje artístico de la danza contemporánea con intervenciones de flamenco. La energía de sus bailarines originó una gran intensidad para la ejecución del movimiento, demostrando la gran aptitud de estos. La intención y expresión actoral no quedaron ausentes en la creación pues se proyectaba el desgaste amoroso de los amantes. Este punto es importante porque generalmente cuando este tipo de coreografías son llevadas al escenario tienden a dejar que el observador cree su propia interpretación donde él mismo debe atribuirle sentido. Fue interesante que el montaje entregara un relato estructurado, sin quitar las posibles futuras lecturas que el auditor quiera dar.


La atmósfera del teatro se contagió con la decadencia emocional y amorosa de ellos. En el suelo se situaban dos relojes de arena simulando el correr del tiempo, conformando una hermosa imagen al espectador entre la escenografía y el baile. En líneas generales esta bellísima danza fue el arte de dos cuerpos en movimiento y el amor tortuoso de una noche sin reparo.